Cautivo de la luz y las lunas
cautivo de las mariposas y los vuelos
cautivo de vos y de tus cielos llenos de vos
cautivo de este cuerpo que sufre y no le crecen las alas
cautivo de las mentiras del tiempo
del silencio que me impone la mirada
cautivo de la piedra y la honda
de la distancia, de un beso en el olvido
cautivo de la quietud de las cadenas
y de las no cadenas
y de las trampas de la realidad
de un pedazo de viaje en la valija
y de las llegadas llenas de pañuelos
cautivo de mis ganas
cautivo de manos cargadas de gracias
y abrazos de despedidas
cautivo de elecciones y perdones
de puertas que dan al sol del mediodía
y de ventanas de rió y melancolía.
Cautivo de mil cielos hechos realidades
todos los domingos entrando la tarde.