La luz se evapora en las paredes manchadas y
el vino saborea los pechos de una prostituta.
La noche bate palmas y golpea las mesas que lagrimean el eco de un acordeón.
La albañilería de los cigarros conjura la cúpula
los naipes sudan en las manos ásperas de los marineros
y el alcohol alquila cuerpos regateando tristezas.
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