La mansedumbre de la canción se hizo vestido
para alcanzar tu piel desnuda,
inmortalizada en el invierno
que estrenó copas y dioses en tu cuerpo,
que se soñó escudo, danza ritual, caramelo de miel,
que distrajo los temblores, los cálidos temblores
de tu gemido infinito y
se los repartió como abrazos, en los rincones
engarzados de tiempo que formaban tu cuerpo,
invierno que se hizo rencor del verde
en la gramilla que solía besar los sueños
de caserón que tenia tu noche inquieta,
invierno que lloraba en ojos impropios,
en ojos descarriados,
ojos a los que ver les daba pánico y
necesitaban emborrachar la lágrima
que cada noche se posaba en la ventana y
se hacia sed de las palomas y diamante en los vidrios
de un invierno,
que se hizo vuelo en tu pelo y
desapareció junto a vos en la foto,
que anoche revolviendo cajones
resucitó desafiante entre mis libros.
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