Tejiste las ilusiones de la tarde con hilo zigzag,
en el vuelo azul de tu mirada, era rústico el ayer y
colmado de audacia el camino hacia el pasado mañana.
El color de los frasquitos pintaba tu espera,
espera que tenía vivos de azul celeste oliendo a jacarandá.
Una espera sonriente de aromas que prolijamente te
encargaste
de esparcir en la habitación y tu mente.
Aromas de mujer,
aromas a pensamiento en claro oscuro,
a ilusión caminando en la cuerda floja, pero consiente que
al otro lado
si llegabas, estaba el destino de brazos abiertos.
Un destino que no usaba saco ni corbata,
un destino suelto, enamorado de las flores que acariciaban
tu pelo,
un destino que hace planes sin sueños de hormigón,
errante, dueño del tiempo y
las gotas de rocío que disfrazan la venida de tus días.
Un destino que se agachaba atrás de la puerta con vos
a esperar que él ,
tocara el timbre.
Gracias, como siempre atrapada entre tus palabras, esta vez perfumadas de femineidad en las que me siento reflejada.¨Un destino que hace planes sin sueños de hormigón¨. Que profundo mensaje.Bss
ResponderEliminarmuchas gracias, sos la sana costumbre que se ha hecho en el blog, me alegra que te guste, gracias por estar siempre ahí,besos
EliminarBuen poema, Rubén; de lo mejor que te he leído...
ResponderEliminarmuchas gracias, me alegra que te guste, un abrazo
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