sábado, 23 de febrero de 2013

La plaza




Nariz roja, sonrisa amplia, el corazón en cada mariposa y

te entrega a cambio de un pedacito de tu trabajo,

la razón de las margaritas encerradas en los globos.

El sol recorta la tarde y la plaza en dos,

de un lado la emoción y los gritos

y del otro estas vos

tratando de decir, revolviendo enciclopedias

juntando bellísimas palabras sin poder con ellas

decir nada.

El sol ya besa el tapial de la casa de al lado,

el arrullo de las palomas, sutil, austero,

se recorta en sueños de copos de azúcar,

al descuido del niño, se le suma la irremediable desolación

y tus palabras, cada vez mas desnudas, sueñan,

se creen capaces de martillar los clavos del futuro.

Amontonando pasos, el amor dice que sí en

los labios de la niña y él estalla en anarquía de silencios

y corre por el pasto sin saber a que dios adorar primero

y vos sin decir nada.

Manadas de voluntades caminan por las vereditas 

y se someten al escrutinio inescrupuloso de la fuente,

sin saber jamás quien saldrá ganador entre ellos y

el deseo, anónimo, susurrado, esperanzador deseo,

deseo que los barriletes desde el aire parecen adivinar

y hacen sonrojar impiadosamente a la muchacha.

La noche y los relámpagos  se arrodillan ante la plaza 

la lluvia recoge los frutos de las risas,

la plaza termina la función 

y vos sin decir nada.

2 comentarios:

  1. Y yo sin decir nada, te leo y desaparezco.
    Un beso porque me gustó.

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    1. Muchas gracias por leerme, pero no desaparezca jaja , un abrazo

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