viernes, 15 de marzo de 2013

Cruzando la calle




Cruzando la calle,

el empedrado y un paso más,

la hilera de voces que te llaman día a día

que se van acomodando en mi pecho

como para no callarse nunca más

no callarse y seguir faltándome el respeto

cuando las reprendo por hablar todas juntas.

Cruzando la calle, la promesa de tocar tus adioses

pausados y llenos de incertidumbre

de no certeza de adiós

de tu mirada dibujándolos en la ansiedad

de la futura pausa de tu cuerpo.

Cruzando la calle, el olor a olvido

que carcome la nariz de los que se levantan

amando el sudor que los empapa inventando mañanas.

Cruzando la calle, la fiebre

la certeza que tenían tus manos cuando acariciaban

cuando desabrochaban mi camisa.

Cruzando la calle, la ignota bailarina clásica cuyo único vestuario

era los zapatos de punta y el perfume a sexo de la noche anterior.

Cruzando la calle, el allá, ese lugar del que no sé nada

del que abrazado a tu desnudez

recorría las tardes en sueños que se dibujaban

del otro lado de la ventana.

Cruzando la calle

y sin pudores ahí estás

parada y

esperándome.



2 comentarios:

  1. cruzando la calle como mirando en otra dirección, una dimensión equivocada que a veces sirve de ventanal para otras batallas, las lagrimas.Precioso poema.Bss

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    1. Muchas gracias, la calle es como una especie de frontera inexpugnable entre el pasado y el presente, besos

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