Cruzando la calle,
el empedrado y un paso más,
la hilera de voces que te llaman día a día
que se van acomodando en mi pecho
como para no callarse nunca más
no callarse y seguir faltándome el respeto
cuando las reprendo por hablar todas juntas.
Cruzando la calle, la promesa de tocar tus adioses
pausados y llenos de incertidumbre
de no certeza de adiós
de tu mirada dibujándolos en la ansiedad
de la futura pausa de tu cuerpo.
Cruzando la calle, el olor a olvido
que carcome la nariz de los que se levantan
amando el sudor que los empapa inventando mañanas.
Cruzando la calle, la fiebre
la certeza que tenían tus manos cuando acariciaban
cuando desabrochaban mi camisa.
Cruzando la calle, la ignota bailarina clásica cuyo único vestuario
era los zapatos de punta y el perfume a sexo de la noche anterior.
Cruzando la calle, el allá, ese lugar del que no sé nada
del que abrazado a tu desnudez
recorría las tardes en sueños que se dibujaban
del otro lado de la ventana.
Cruzando la calle
y sin pudores ahí estás
parada y
esperándome.
cruzando la calle como mirando en otra dirección, una dimensión equivocada que a veces sirve de ventanal para otras batallas, las lagrimas.Precioso poema.Bss
ResponderEliminarMuchas gracias, la calle es como una especie de frontera inexpugnable entre el pasado y el presente, besos
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