Al final de tu camino, tu cuerpo
al final de la agonía, la lluvia
al final del día, un brindis por vos
terminás donde empieza mi desesperación
donde la carne se hace mujer
empezás al otro lado de mi mano
donde el aire tiene olor a vos,
sos vida naciendo en las migas de pan
en el mate cocido
en un grito de auxilio
sos remanso en tu pelo
en tus tardes a la vera del río,
te parecés tanto a la eternidad
como a la mujer del espejo
como a la nenita que juega en tus ojos,
sos mujer, deseo y tiempo
barro de creación
liturgia de una vida hecha sueños,
al final del poema, bares abiertos
al final del vaso, tus ojos
al final del viaje, la muerte.
Me encanta como ves a la mujer más allá de lo que es visible para otros. Solamente los ojos de un enamorado puede apreciar todo eso.
ResponderEliminarUn abrazo!
Muchas gracias Sandra, la mujer es mi debilidad más manifiesta jaja, de ella venimos y hacia ella vamos y hasta la muerte es mujer, un beso
EliminarPrecioso!! Beso
ResponderEliminarMuchas gracias Hanna, un beso
EliminarEspléndido, Ruben...son unos versos preciosos. Un abrazote amigo.
ResponderEliminarMuchas gracias amiga, un abrazo grande.
EliminarAñadiré que es genial...apapachos!!!
EliminarApapachos para vos también.
Eliminar