Me puse a sembrar papas
removí la tierra
y pensé la lluvia
me puse a sembrar papas
y temblé de ganas en el aire de tus tardes
me llené las manos de vida
y los ojos se cubrieron de cielo
los míos y los que solían estar llenos de mí
me puse a sembrar papas
y pensé en bailar
en besar y regar la tierra de sol
de ideas, de vertientes de vos
me puse a sembrar papas
y lloré desnudo como un niño
abrazado a viejas plegarias
me bañe de tierra y de sueños
me puse a sembrar papas
mi asada rompía opresiones
cascotes y una vieja maldición
me puse a sembrar papas
también sembré mi pies
me soñé con alas
y tragué saliva
me puse a sembrar papas
en esta tarde llena de vida y de ruegos.
Tristeza con sabor a esperanza, muy bueno!!
ResponderEliminarLlorar, sí; pero llorar de pie, trabajando; vale más sembrar una cosecha que llorar por lo que se perdió.
Cariños...
Muchas gracias, Oriana, es como decís , es el ciclo de la vida, es la esperanza y sobre todo es la dignidad del dolor, un beso niña.
EliminarEs un poema triste, pero creo que reflecta el dolor de la mayoría de nosotros.Importante es seguir "soñandonos con alas". Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Sandra y me gusta que rescates el tema de las alas, sigamos rescatando las alas, un beso.
Eliminar