miércoles, 20 de noviembre de 2013

De afuera hasta parecía verdad






Madera, silencio, minutos

caricias al filo

una ventana, dos afueras

tus ojos doliéndome en el ayer

en el marrón del río

que brilla más que mi alegría

silencio, se calla el ruido

necesidad de no necesitar más

de no acariciar

de fuego para quemar el tiempo

y hacer de los cuerpos el verano

y hacer de los recuerdos entretejidos de almas

a ambos lados de la espina, tus manos y las mías

escapando de una cicatriz llena de aurora

del canto de los  pájaros invisibles del amanecer

de tu voz desnuda,

voz que martilla el sol

y le duele el decir

y se hace pasos por la vereda de enfrente

despacio y del lado de la pared.


8 comentarios:

  1. ¡Hola, poeta querido!... ¿Cómo estás? ¡Lindo, su poema!... Usted dice cada cosa... Amigo: como siempre: Mis respetos y un abrazo de lirios encendidos por el amanecer.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, María como siempre tan generosa conmigo, sus abrazos son una delicia para los sentidos, nada más conmovedor que una flor en plena comunión con el regalo del sol, un beso niña.

      Eliminar
  2. Se cuela el dolor del poeta en versos que hablan del amor que se ha ido, de una manera amable y casi tranquila.
    Muy bueno!!
    Cariños…

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Oriana, me alegro que te haya gustado, un beso.

      Eliminar
  3. Me gustó mucho este poema...una sensibilidad que se desborda en cada verso.
    "Silencio, se calla el ruido,
    el mucho ruido
    necesidad de no necesitar más..." Hermoso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Jimena, es un honor para mí que te guste, un beso.

      Eliminar
  4. Muchas gracias Estela y gracias por permitirme ser parte de la comunidad " Escritores del mundo " un beso.

    ResponderEliminar