domingo, 5 de enero de 2014

La mujer de la estación






Con los ojos abiertos de tarde

está esa mujer anónima

tejiendo los bancos que esperan el tren,

trenes que nunca se quedan

que gritan de hierro y noche la última vez

trenes huérfanos

sin pasado, sin sueños

con los ojos llenos de habitaciones lóbregas

esa mujer hace la noche en ella

hacina las miserias que le dejó el día

y viste la melancolía desnudando una botella

se llena de vértigo el pecho

y deja de temblar las caricias no dadas

con los ojos cerrados de muerte

esa mujer duerme el día

lo inevitable de girar

y se aferra al sueño,

donde por fin puede ser ella

y vivir hasta el otro día.


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