martes, 24 de septiembre de 2024

Desolador






El fuego besa mi alma

mi pecho

tu casa, la de mi vecino.

El fuego tiembla y llora hambriento,

estremecido por su propio horror,

el fuego levanta las manos y blande su espada 

y gime desolado 

mientras huele la sangre de la tierra. 

Ignominia de un mamarracho,  

de un enfermo 

que mientras las lenguas de este fuego 

asolan su país, mi país, tu país

juega con sus ansias de poder

y no sabe, ni siquiera 

ser hombre.

El fuego tiene casi tanta voracidad como el INÚTIL  

y destruye lo que ayer fue verde,

paraíso,

sueño de todos.

Pido de rodillas, imprecado 

la extinción de este fuego 

y la de todos los inútiles.

Pido la lluvia a gritos, 

que Dios o el Diablo

manden un aguacero capaz de apagar el fuego 

el fuego y este horror.












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