Te bebo en un café
noche insolente
desposeída de la dulce curvatura del adiós
desposeída de la dulce curvatura del adiós
te revuelvo en la basura
tu peso me hace débil, me tiembla en la memoria
siglos de plomo se adhieren a mis entrañas
y no puedo arrancarme la piel
y desnudarme de vida
me revuelco en las trincheras de la voz ajena
y le acaricio el alma a los soldados que le huyen a la muerte
sin saber que no se puede morir dos veces,
me escondo en el barro y cuento mis huesos otra vez
y te bebo en un café
noche insolente
y sé de tus hijos bastardos
y de los padres de tus muertos
te escupo el rostro cansado y aburrido
y me devuelves más noche intolerable
llena de silencios
llena de silencios
aprendidos todos en los labios de un mudo.