muerta, cayó muerta.
El surco oyó la bala y
sospechó compañía
negra, la mujer era negra.
Dios hizo el ·último
intento por lavar sus culpas
fría, el agua era fría.
La tierra hedía un
rojo y acallado temor
silenciosa, la muerte siempre es silenciosa.
La lluvia se dividía
entre odiar la sangre o amar el cadáver
ingrata, demasiado ingrata.
Lentamente el barro
fue dejándola sin manos
pecaminosas, endiabladamente pecaminosas.
Un cuervo vanidoso se
pinto los labios en su herida
opaca, la sangre ya era opaca.
La morbosidad de la
noche corola el espanto.
negra, fría, silenciosa
ingrata, pecaminosa, opaca
Su muerte no pudo definir mejor su vida.
Hasta describiendo la muerte tus palabras hacen que veamos la historia bien definida.Pero la muerte se nos lleva a todos, nos da un ultimo abrazo mientras nos desnuda de nuestros arapos corporeos humanos. Quizas ella en su ultimo suspiro al final consiguio vestir de gala y sonreir. Que tengas un bonito día.Bss
ResponderEliminarquizás,es verdad lo que decís,muchas gracias, siempre presente con tus comentarios, besos
EliminarUn poema triste..., pero con mucho ritmo.Deja un recuerdo duradero.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Saludos.
muchas gracias Pilar, te dejo besos
EliminarQuizá la mujer no pudo elegir.... la muerte sólo hace su función...Muy buen poema, me gusto la fuerza de las palabras.... Tanto como la música que pones... a veces me quedo un poco...muy acertado en la elección.... al menos para mí... Saludos!
ResponderEliminarmuchas gracias, es la idea que la gente se sienta cómoda y a gusto, gracias por tus impresiones sobre el poema, besos
EliminarMuy buena. La muerte siempre habitando la poesía
ResponderEliminarMuchas gracias Nacho, un abrazo.
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