El cordón de la vereda fue hogar de la mariposa,
límite entre la soledad y los barquitos de papel
que navegaba cuando no había sido arrebatado del sueño,
del carnaval de las tardes anaranjadas y
de una niñez interrumpida por el hambre.
Niño que siendo niño, enfundado en soldaditos
de ilusión, lucha contra todos,
contra noches de mórbido antifaz,
de horas sin final, horas
sin un pedacito de frío que esconder,
niño que lucha contra vos, contra mi,
contra la avaricia que ayer le robó el último bostezo
y en la televisión de los grandes almacenes,
por cadena nacional, se muestra poderosa,
lucha por saber por que lucha,
tiene miedo, ya vivió cinco o seis vidas
cuando todavía no pasó los nueve,
lucha por no ser tu indiferencia,
por que llega a la puerta del taxi,
por que sus ojitos lloran un tiempo de
café con leche y medias lunas que dejó
el hijo de alguien en la mesa de un bar,
lucha por que ellos se olvidaron lo que prometieron,
lucha por que la comodidad nos
arrebató los niños que nos nacieron dentro,
lucha atormentado, lleno de rabia y de temor.
Amanece antes que el sol todos los días
para asegurarse que éste no se haya convertido
en el barrilete que un día en el medio del atardecer
se lo va a llevar de este infierno.
Que maravilla mas triste, ojitos negros que moja la angustia, sonrisas apagadas sin un trozo de pan.Veneno de la vanidad de otros y del egoismo de aquellos a los que salpican sus ojos...que triste y a la vez ...te salio hermoso
ResponderEliminarHermosas son tus palabras, realmente, un bello poema en lugar de comentario, con devoluciones como esta da gusto ser leído, besos y gracias por estar siempre ahí
Eliminar