a la Pachamama
En el sosiego,
en la plenitud,
en la brisa verde de la caricia,
se apagan lenta y melodiosamente
los hidalgos caballeros del día,
para dar paso en sepulcral silencio
a eso que un día inventaste en tu vientre,
puliste en tu mirada,
y llenaste de naturaleza en tus besos.
Secretamente los grillos esperan su turno y
los castillos reciben a sus pájaros
en lenta pero irremediable armonía.
Dos reflejos de sus ojos resisten.
En el aire el silencio se hace zumbido,
poco a poco las figuras
se agigantan, se deforman y
son fagocitadas por sus destino de imagen.
Lento pero como lento, inexorable
detona el milagro.
Sin darnos cuenta se hace la noche en el medio del campo
Me ha parecido muy bonito.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu destreza!
Muchas gracias, me halagan tus palabras, un abrazo
EliminarEl crepúsculo, la hora más bella del día. Qué bonito poema.
ResponderEliminarMuchas gracias, por estar de ese lado y por el comentario, besos
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