martes, 23 de abril de 2013

La declaración



Los silencios formaban fila detrás del tiempo, un silencio se metía el dedo en la nariz y miraba asombrado como los demás silencios obedecían las reglas y eran ellos, eran ellos hoy y mañana, eran ellos quizás por miedo o quizás les gustara ser silencio, quizás nunca habían gritado un gol, quizás nunca habían estado en una discusión, silencios enamorados de la enfermera del cuadro o simplemente eran silencio y se acabó.

Pero el silencio de nariz inquieta , se impacientaba, el también pasó su larga vida en silencio y estos, créame señora , son los peores, a los de vida larga me refiero, son silencios forzados y forzosos, son silencios que duelen y que maldicen en lo interno, son silencios resentidos y malhumorados, son silencios obligados a callar, silencios que no viven ni dejan vivir, son silencios que zigzaguean en el corazón de ella y se hacen llaga en el de él, silencio que es silencio por que le tocó ser silencio y ya de viejo ni sabe si es capaz de hablar, pero esa mañana era distinta, temblaba en la fila, transpiraba, sentía que su silencio olía a mufa  y a naftalina, le temblaban los labios y la fila era demasiado silenciosa y sentía que todos lo miraban,  es  que esa mañana dejaría de ser silencio, para ser una dulce palabra de amor.




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