la maldad , la muerte y el pan reunidas por azar
y confusas señales, anacrónicas
memorias de coliseos,
de culpa en los ojos.
El vino es exhibido triunfante
siendo el sacrificio ritual de lo cotidiano su destino,
eran tres y no eran tigres,
desde mi muro, el que se levanta separándome de vos
los presiento yo y los vio él
y ellos sabían de su inmortalidad a cambio de la entrega
y ellos eligieron perpetrarse en tiempo
¿eligieron ?
Entre cenas y almuerzos se hace la vida y el destino.
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