Llueve
la doña no encuentra su adiós
se abre la calle entre chapa y barro
la lluvia no es la misma, sueña distinto, moja distinto
la pobreza le ensucia las manos y el cabello
un cabello desteñido de tiempo y ayer
le llena de hambre el mañana
la tarde huele a miseria, al olor que tiene la miseria
olor a muerte, a lágrima contenida
tiene olor a bronca
la doña sabe rezar pero se quedó sin voz
ya ni piel ni memoria le queda
solo esperar
la doña se arma su cielo
su sillón, su escarpado destino
la doña es el mismísimo final que muere de tarde oscura
la doña hace tiempo que fue mujer
y ya no le quedan hijos por nacer ni por soñar
hasta el nombre se le olvidó a Dios
la doña sufre el existir, se atraganta de silencio,
cada segundo de estar le acribilla las piernas
le roba un suspiro
y lo llora a él
la doña es la lágrima haciéndose procesión.
tristemente bello.
ResponderEliminarGracias Estela por el comentario y el espacio que me das , un beso.
EliminarMuy hermoso, Rubén, siempre emocionas. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Alfredo por estar siempre ahí. un abrazo.
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