martes, 17 de diciembre de 2013

Te bebo en un café






Te bebo en un café

noche insolente

desposeída de la dulce curvatura del adiós

te revuelvo en la basura

tu peso me hace débil, me tiembla en la memoria

siglos de plomo se adhieren a mis entrañas

y no puedo arrancarme la piel

y desnudarme de vida

me revuelco en las trincheras de la voz ajena

y le acaricio el alma a los soldados que le huyen a la muerte

sin saber que no se puede morir dos veces,

me escondo en el barro y cuento mis huesos otra vez

y te bebo en un café

noche insolente

y sé de tus hijos bastardos

y de los padres de tus muertos

te escupo el rostro cansado y aburrido

y me devuelves más noche intolerable

llena de silencios

aprendidos todos en los labios de un mudo.


2 comentarios:

  1. ¡Con ese café en esa noche insolente te mando un abrazo de admiración! Grande, Rubén.

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    1. Un abrazo para vos, siempre tan generoso conmigo, muchas gracias.

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