Y subo las escaleras
esas de ahí
a las que ni baranda le dejaron
escaleras esqueléticas
que llaman al cielo con los ojos cerrados
escaleras que creen que van para arriba
siempre creen subir
y a veces de golpes hacen más viejos sus escalones
y bajan, como suelen morir las escaleras
bajando
bajando a infiernos sin círculos
infiernos sin tu rostro
sin la dulcinea que inventamos día a día
infiernos que ni el Dante imaginó
y subo las escaleras
esas de ahí
las que se largan a llorar en los descansos
en los días sin sol
en tus piernas suaves y abiertas
con su memoria intacta y desafiante (las escaleras)
¿como vive una escalera sin poder desafiar?
si nace desafiando, nace como nosotros
sabiendo que va a morir
y desafía a la vida y a la gravedad
y desafía tus fuerzas, tus ganas, tu viaje
desafía el poder llegar
y subo las escaleras
esas de ahí
pero hoy subo las escaleras
solo por querer subir.
¡Hola, poeta! ¡Qué lindo eso que escribió!... El fondo de toda la cuestión, subyuga... Le dejo un abrazo sin barandas, al pie del escalón más alto, allá desde donde la caída libre sería para aprender que tenemos alas, o estrellarnos...Amigo: un beso y cuídese que lo quiero.
ResponderEliminarMuchas gracias María Inés, siempre con palabras hermosas, es verdad lo de nuestras alas, a veces lo olvidamos, un beso niña.
EliminarUn poema muy lindo, echaba de menos leerte! Espero que solo encuentres escaleras que te suben adonde quieras llegar. Aunque cierto es que incluso las escaleras son efimeras por eso hay que saber subir cuando tienes la oportunidad y no tener miedo de la altura. Un abrazo fuerte!
ResponderEliminarHola Sandra, me alegro verte por acá, y es verdad a veces el miedo paraliza, un beso niña.
ResponderEliminar