Lo que me pediste anoche...
Reconociendo tus sonidos
tu ruido a mañana a la mañana
la voz de tus manos en la plegaria escalofriante de un cuerpo
reconociendo tus sonidos
el eco apresurado de tus pasos tan dulces cuando llegas
y tan ensordecedores en la huida
tu voz
tu voz compartida, tu voz de vida
tu voz que tanto enseña, como reprende, como besa
tu voz
que me abraza, que me mira, que me desnuda de apoco
reconociendo tus sonidos
el aleteo frenético de tu risa
de tu risa que mira incrédula un amanecer de un sol lejano
que se mete por debajo de mi ropa
entre caricias y sueño
reconociendo tus sonidos a noche, a viento en el guayabo
a ventana que da a la calle
reconociendo tus sonidos
tan parecidos a tu nombre
tan parecidos a mis días
reconociendo los sonidos
de un sexo negado
por la angustia de una vida que no fue
a la sensualidad de un beso en las manos
y en las palmas de la noche.
Se me da bien el poema, amigo.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias amigo, abrazo.
Eliminartrasmite paz,armonía y bien trabajado tu poema.TE FELICITO.
ResponderEliminarMuchas gracias Edith, me alegro que te haya trasmitido tantas cosas, un gran abrazo.
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