si no se desnudó en mis pupilas
de brazos prénsiles y memoria degastada
ni me pidió la vida rebosante entre mis piernas
aullando mis ganas.
Que descarada esa niña al creerse enamorada.
Aturdiendo los soles no se besa la noche
ni se sueña la luz ni tu piel clara.
Que descarada esa niña al creerse enamorada
sin mis jadeos humedeciendo su madrugada
Que descarada su voz
milagreando la mañana.
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