nacarada,
que se estremece
al contacto de un adiós
de vientos y luces
casi un blanco engatuzado
casi doblegada por la mugre de este hoy
oscuro
en las amarras de un puerto
tembloroso
impúdico
con los senos de las prostitutas colgando
en las ásperas manos
de un dios sordo
y atorrante
con barcos llenos de olores de ayer
olores deshojandose de tu cuerpo,
cual margarita embustera
rantifusa
que miente viejos ojos
de mirada anquilosada
por futuros inciertos
que vienen hoy
a hablarle al oído
viejas palabras rotas
lastimeras
a esta noche
mi noche
que se llena de temblores
ambicionando añicos
de tu ya
lejana luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario