Muerte,
a la noche tarde
en recuerdos de ayer,
en un ramo de vida
desparramado en el sur.
Muerte,
entre los ladridos madrugadores del tiempo
y sus ojos.
En la lontananza
mi alma cree verla,
muy lejos está su pensamiento,
tan lejos como un olvido
No me piensa,
yo debería de imitar
pero no sé cómo soñar olvido,
no me piensa.
La vida se confunde,
y huele a flores.
Muerte,
ya no me piensa.


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