a María del Rosario
La nada
la nada desteje la madeja de mentiras
de cabellos ensortijados
una por una y por miles
ingratitudes muchas
abajo del brazo, al costado azul de la ventana
bajo la sombra del guayabo
en el vuelo raso de un beso Iscariote
en la entrepierna de esa misma nada
que te cruza filosa el medio del pecho
la nada, una mañana
abrís los ojos, los miedos, las definiciones
y la ves
risueña, falsa, perfecta, hermosa
y vacía
siempre estuvo vacía
la nada maldice el momento de ser nada
le duele serlo
pero se desquita escupiendo gente por la calle
tenga cuidado usted, que anda suelta
y cuando no siente nada, justamente ella va y lo escupe
es una mierda la nada
pero con ornamentas de cielo y almizcle
de madera y lavanda
la nada huele al todo y te arrasa la piel de olores
pero efímera es la briza que perfuma, como sus ojos
como sus manos, como su pequeño cuerpo
de casi la misma estatura moral de sus piernas
como la mentira vio
la nada es estirar los brazos y abrazarte solo
es hablarle al oído a una noche oscura
es saber que nunca más,
a veces la miro desnudarse y no puedo creer que sea nada
cuando su piel respira un todo azul
y se me derrite el sexo
y no puede con su genio y te escupe borbotones de nada
que manera de escupir que tiene
guaranga, soez, ordinaria
tremenda y exquisitamente bella y mujer
pero bueno, es hora de irse y de pagar por los servicios prestados
y aunque el precio de nada es nada
a mi me cobraron la vida.