Hoy tengo ganas de mirar por la ventana.
“Cosa rara” las ganas
y las ventanas.
Yo tengo muchas ventanas,
ventanas que se hicieron de fiera madera
el día que nací
ventanas que dan al naciente, al poniente
otras que de tanto amor por la persiana
nunca vieron el sol, tus ojos o el adiós.
Por las ventanas se ve una vida abierta
tanto como abierta esté la ventana.
¿Quién abre las ventanas? ¿Quien decide cual?
“Cosa rara” las ventanas
y las ganas
y los abridores o las abridoras de ventanas.
Veo una calle escuálida, al otro lado de la ventana, repleta de hambre
veo un irse de cabellos tuyos
tus desnudos a las cinco de la tarde
un chico cansado de jugar siempre a lo mismo
y muchos adioses arrancados a sus pañuelos.
La ventana separa la vida y la pone ahí nomás
de tu piel
te deja sentir el viento, los bocinazos, el
amor
perseguir con la mirada las piernas de María
o el olor a cigarrillo del viejo Juan.
Pero todo está del otro lado,
de ese lado ajeno, marmolado de piel y tiempo
del otro lado, del mucho ruido
de ese otro lado, lado de fuga.
Hoy tengo ganas de mirar por la ventana.
Un día de estos confundo el silencio
con tu noche
la risa de la flaca
con el humo de los muchachos de la esquina
tu ventana con mi puerta
y no vuelvo nunca más.