Ella rompe en truenos su bravía,
regando el suelo que pisa.
Mujer de furia sombría
y de intensa ternura amordazada,
que hace fuerza para volar
cada día en la mañana.
En la suavidad de su cielo
nacen sus ojos, su piel
y sus lágrimas
no mienten sus manos, no,
labradoras de milagros,
cuando las levanta al sol
buscando el calor necesario.
Ni mienten sus ojos
profundos
ni su sonrisa de cielo
de pasos azules
de movimientos ligeros.
Nada de ella miente
es pura verdad,
a veces silenciada
Camina la vida con firmes pasos
¿Y dije que vuela?
pero sin alas,
sin plumas,
sorteando los retos que se avecinan
pequeñas sorpresas cada día
que de incertidumbre
le llenan la vida.
Solo quiero que sepa
que si la noche no escampa
y la tormenta es fiera como esta
nunca dude
que podemos compartir el paraguas.