El sueño le sonrió, acarició su rostro y la sacó a bailar,
la música se enroscaba en su pollera bebiendo de la noche
la sexualidad del momento.
Vivía del aire su pañuelo, nacido de la ternura de su mano
y
poco a poco la cadencia se estremecía en el medio de la
plegaria del alma.
En seducción trataba de convertir la eternidad en sueño.
Ella parecía saber lo que pasaba y le sonreía al destino
decidiendo poner en
juego todo su pasado.
En su pelo negro iban a descansar las luciérnagas que se
cansaban de la noche y
ella hacía con sus pies en el patio de tierra , el mapa de su futuro.
Sin saber el sueño que después de esa noche no volvería a
dormir
rompió en arpegios de luces la noche tibia.
En la altanería que le daban los tiempos inmemoriales
descansaba lleno de soberbia,
Ignorante del poder que tenia en frente.
Ella le tomó la mano, lo rodeó con su pañuelo, y en el más
maravilloso acto de amor
logró meterlo dentro de su piel
extasiado y prisionero el sueño decidió vivir para siempre
en ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario