En el umbral del resplandor, se oyó titubear a tu alma.
La tarde afilaba sus
pensamientos en la piedra de la desilusión y
evolucionaba en la
bisectriz del sueño que un día tuviste.
La confluencia de fuerzas sonaba tristemente en el viejo
violín y
el atardecer rojo de ese otoño se deshizo en pequeños pies
de escarcha
pies desangrados, pies que no podían indicar un camino
no sabían para que lado era adelante.
El camino suele desnudarse de viajeros en el momento de la
eterna concupiscencia y
el amor se desparrama
en miles de pedacitos de asfalto.
Es difícil huir cuando aquello de lo que se huye, esta
recubierto con tu piel y
tiene tu olor impregnado en la tibieza de un abrazo ,
pero el destino es huérfano de razones .
Fue un puñal azul en el marrón de la tarde y
ni siquiera lloraste un poco.
de las que he leido para mi la que mas me ha impactado.bella, muy bella.
ResponderEliminarmuchas gracias, es un poema un tanto duro es verdad, besos
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