Desdeñado por su propio yo
no se arremangaba las ilusiones
para cruzar su río,
no se sentía capaz de ser él
quién venciera los azares de su cuello
y los encarcelara en sus sueños,
o cual boticario melancólico
los hiciera frasquitos de tenue color.
La duda era en su pecho cada vez mas duda,
su cintura se ajustaba a todos los talles de su mente
y dos rincones despiadados de insolencia
se desmayaban sintiendo las alucinaciones de su piel
entregando el destino y su memoria.
Hacía de la tarde un purgatorio
hasta que la noche llegaba y recogía los pedazos
que cuidadosamente ella
había dispuesto de dos en dos
en la antesala del ayer.
Duro dejarnos llevar por la corriente de ese rio que no sabemos donde va y mirar para atras y ver la orilla segura aunque ya muerta en nuestra carne y tener miedo de seguir adelante...
ResponderEliminarPrecioso querido amigo poeta, un placer venir a leerte.Bss
Muchas gracias, son mas lindos tus comentarios que mis poesías jajaj, te dejo un beso
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