Ya no habrá más palabras,
debo confesar que le tengo miedo a un silencio eterno,
tanto mal hiciste.
a Rosario
Miro las letras
con cuidado, tembloroso
pero decidido
las observo de frente
con gesto adusto
con las formas de un condenado a muerte
miro las palabras
las de amor, las de olvido
las palabras con tu piel y con tu alivio
las miro correr por la vereda
por mi pecho, por el suicidio
y las perdono y las conjuro y las maldigo
miro las palabras que mañana ya no diré
que tal vez ya no existan
o que se muerdan las ganas y el acento dentro mío
miro las palabras cual sentencia,
es que son las últimas
las últimas palabras que te piensan
ya basta,
de ahora en más silencio
de ahora en más deciden desaparecerte
si querés mañana no pases
no habrá nada para vos
ya no habrá nada
miro el final de la letra y la agonía
y conjuro un punto
un punto que espero sea de partida
miro el final de la letra
y estás callando
miro el final de la letra
y estás leyendo
miro el final de la letra
y estás por fin
muriendo.
Como todas las despedidas, casi siempre tristes, pero, seguro que necesarias... La melancolía se enreda por tus letras como la enredadera que quieres ser hiedra, pero le nacen colores como a las hipomeas...
ResponderEliminarQue vaya bien, saludos.
Siempre son tristes las despedidas, la melancolía es casi un estado natural en mi vida jaja, un abrazo niña, gracias por estar ahí.
EliminarOle, engancha, la agonía que vas creando en cada nueva línea consigue no desear que acabe nunca. Me encantó!
ResponderEliminarMe alegro mucho que te haya gustado Miriam, es un poema que escribí hace tiempo precisamente en agonía jajaj, un abrazo.
Eliminar