Rabiosas maderas
abofeteadas de límites
furioso vendaval de ayeres
de caprichosas formas del no
vínculos inciertos con tu jardín
con mi niño
llegando a tu escuela
cuatro pasos
y es metralla del verde
la pasión de un bosque abierto de piernas
y es ese olor que tiene la lluvia
empapando tu cuerpo
lo que abre esa puerta
son muchas las puertas
puertas de mil ángeles
que no pudieron nunca imaginarse tus ojos
ni tu adiós
puertas que escondieron el horror
de mi pueblo en los cuarteles
puertas sin llaves
son muchas las puertas
las que se abren y las que se cierran
en el parpadeo íntimo de mi orgullo al pensarte
puertas con picaportes de lava
ardiendo en la memoria
o simplemente sin ellos
puertas chirriando de viejas
que se dejan cruzar desde mi pecho a tu pecho
en tornasoladas tardes
de otoños muertos
son muchas las puertas que me llevan a vos
o quien sabe
las que te traen a mí
en definitiva
para una puerta sólo existe el otro lado.