Aturdida de bocinas y adioses, a la calle le cuesta despertarse, el frío siempre se ve en los anteojos de las niñas que van a la escuela y la niebla acrecienta sus dominios, la niebla no me gusta, la niebla esconde, me parece artero y desconsiderado, si yo doy la cara, me distraje un segundo y la niebla se comió la estatua de la otra cuadra, se va comiendo mi mundo, me quiere dejar solo, atrás de un auto que pasó violentamente se comió a los enamorados, intenté leer los carteles de la esquina y ya le faltaban algunas letras, evidentemente la de hoy es una niebla leída, a pesar de eso sigue sin gustarme, experimenta pasiones religiosas, tiembla en la cúpula de la iglesia, tiembla y abrasa las barbas de un cristo que no abre las puertas de su casa a los que no tienen casa pero, sí frío, en la madrugada,
la niebla se acaba de comer dos indigentes, la niebla ya no come por hambre, ya disfruta de engullir todo, de a poco me come los pies, se regodea devorando mis piernas, mi sexo, ya no veo mis manos,
solo soy mi respiración, lo que imagino, el viejo bastón, la niebla casi me tragó, estoy por desaparecer de su vista, una mujer estira su alma hacia mí , intenta tocarme, imposible, ya soy niebla.
>Preciosoas palabras y sentimientos muy bien relatados...pero.....a mi si me gusta esa niebla que no lo tapa todo,se asoma entre lo que quieres alzanzar....al final,es alcanzado con esa puerta cálida.
ResponderEliminarMuchas gracias, si te gusta te la regalo jaja, igual sabido está que lo de la niebla es una figura, un abrazo
EliminarBonito. Aquí, en el Mediterráneo, la niebla entra rápido desde el mar y deja el cielo blanco.
ResponderEliminarY también están esas otras nieblas que son del alma...
Un abrazo.
Muchas gracias Pilar, sea desde el mar o desde el alma , la niebla cala los huesos, un beso
EliminarLa niebla puede caer muchas veces sobre nosotros, pero normalmente en poco tiempo nos deja porque sale el sol. Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarEs verdad Sandra, siempre termina saliendo el sol, un beso.
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