Te empecé a desnudar una mañana de verano desde tu alma hacia el sol
te sigo desnudando entre vidas sin suerte
vidas de noches oscuras
vidas que te llaman desde la puerta de mis paraísos
vidas que se secan en la agonía de las tardes de invierno
te desnudo de vos, y no de besos
te desnudo de vos y no de flores amarillas
te desnudo de vos y me desnudo en vos
te desnudo de ojos abiertos
te desnudo sabiéndote desnuda y oliendo a fruta madura
bebo de vos, de tus pupilas ardiendo en mis sueños
de tu desnudez estremeciéndose en mi desnudez,
tu imagen llega desde la otra cuadra, donde ya se puso el sol
donde sentís frío por la mañana y por vos
y me pones tus cuatro palabras en el bolsillo
y me pedís que vuelva a desnudarte
sin darte cuenta que yo nunca te vestí.
...desde tu alma hacia el sol... Tu poema, Rubén, me transportó. ¡Gracias por compartir! Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias María, está bárbaro saber que a otros los moviliza lo mismo que a uno, nos hace estar menos solos, un beso
EliminarMe pregunto cuáles serán las cuatro palabras...
ResponderEliminarQue buena pregunta que te haces... jaja
EliminarEn el amor hay que dejar los corazones desnudos para descubrir todo lo que está escondido en ellos. ¡Que versos más bellos!Abrazos.
ResponderEliminarMuchas gracias Sandra, me gustó tu frase, un beso
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